lunes, 31 de agosto de 2009
LA HISTORIETA EN EL PERÚ (1870-1980)
Por Carlos Crisóstomo (Christos)
El desarrollo de la historieta en el Perú se ha dado por períodos debido a situaciones especiales marcadas por el aspecto político, modas, necesidades culturales y aspectos técnicos como el desarrollo de la imprenta a partir de los años treinta. Otro factor importante a tener en cuenta fue la competencia que supuso la importación de revistas extranjeras.
El antecedente más lejano de producción de historietas en el Perú podría situarse con Felipe Huamán Poma de Ayala (1,536-1625) con su libro “Nueva Crónica y Buen Gobierno” que consta de 1,206 páginas y 398 dibujos. Este se podría considerar el primer caso de viñetas que se diseñaron en el Perú, y decimos viñetas porque pasaron por todo el proceso de impresión.
El costumbrista Pancho Fierro también diseñó algunas viñetas que mostraban las costumbres de aquella época, se le puede considerar un antecedente digno de la historieta en nuestro país por su estilo caricaturesco.
Posteriormente, en la vital y desenfadada prensa crítica de 1,872, algunas revistas publican pequeñas narraciones hechas con dibujos que tienen los diálogos en subtítulos al pie de las viñetas y por eso se pueden considerar historietas. Después de la Guerra con Chile esta prensa desaparece y las historietas se reubican en las revistas dirigidas a toda la familia como El Lucero, El Perú Artístico, etc.
En estas publicaciones las historietas aparecen como complemento humorístico a las poesías, cuentos, biografía y consejos prácticos. Este hecho populariza las historietas. El estilo era parecido al de los grabados de la época y las historias se burlaban del afán de los hombres por dominar su ambiente. El más importante de los autores de esta época es Zenón Ramírez que inclusive dirigió una de estas revistas literaria a la vez que en ella publicaba sus dibujos. Fue también el primer guionista en una historieta dibujada por Belisario Garay, en la que cuenta su vida, mientras el dibujo nos indica que miente. Ramírez publicó desde 1,887 hasta 1,902.
Otro autor importante fue Rubén Polar quien dibujó historietas que criticaban a Andrés Avelino Cáceres y luego a los curas, pero con un sentido del humor y parecido al de las películas del Gordo y Flaco. El personaje es un gordo que come mucho mientras un niño pobre lo mira. Esto sucede hasta que el gordo se infla de tanto comer y rompe el asiento provocando la risa de los que lo observan. Polar dibujó desde fines del siglo pasado hasta 1,911. Lamentablemente el autor murió en condiciones económicas precarias al año siguiente.
En 1,904 cierran todas las revistas familiares que ya resultaban muy serias para el nuevo siglo. En esos años se puso de moda la política, el comentario rápido, la nota deportiva, la nota de actualidad y la “nueva caricatura”. Esta última se caracterizaba por un trazo más elegante que no buscaba no deformar el rostro sino de expresar el carácter. Málaga Grenet, el principal dibujante de esta tendencia, junto a Pedro Challe y Abraham Valdelomar, realiza historietas cortas sin personaje fijo, imaginativas y pícaras. Málaga, por su prestigio, pronto viajó a Buenos Aires, donde siguió publicando historietas hasta 1,916 en la famosa revista “Caras y Caretas” de la que fue director artístico.
Pedro Challe, dibujante que descubrió su vocación después de dilapidar una herencia viajando por todo el mundo, inició su carrera vendiendo algunos dibujos que le permitieron regresar al Perú. Una vez en el país realizó la primera serie con el clásico final “Continuará…” de nombre CINEMA que relata las mataperradas de Pepito en un estilo gráfico muy original. Lamentablemente la serie fue suspendida después de once entregas por excesiva agresividad. El autor realizó su obra hasta los años cincuenta del siglo XX.
Por la misma época destacan Marco Sarrín, que publica en 27 episodios la “Historia del Perú en guasa”, y José Alcántara La Torre.
Las posprimeras historietas con globos peruanas aparecen en 1922: El Comisario Ted Miki de Gustavo Lama y “Travesuras de Serrucho y Volatín” de Jorge Vinatea Reinoso. La primera es una historieta clásica que narra las torpezas de un policía y su mula. La segunda es una original serie que en el aspecto gráfico no se parece a ninguna historieta estadounidense, pues se beneficia de la actividad de caricaturista de Vinatea (quien ha sido considerado el más importante pintor independiente del país). Lamentablemente Vinatea murió a los 31 años con la salud minada por la pobreza.
En 1,924 Challe publica una serie infantil “Mataperrada de Gordote y Calambrito”, sobre las aventuras de dos niños que fastidian a los animales y que están siempre en peligro de resultar heridos por las venganzas de éstos.
Ya en 1,927 empiezan las primeras series para adultos con las historietas del arequipeño Julio César Málaga: La Familia Max-Oletones, sobre una pareja crítica de todo cuanto se le aparece a la vista. Esta fue también la primera serie continuada por otro dibujante, Carlos Romero. Con Romero la serie cambia su tema y se convierte en una imitación de la serie norteamericana “Educando a Papá”, con la mujer que domina a su pareja. De igual temática son las series “Las Andanzas de Don Perico D. Abanga” de Manuel Benavides Gárate (arequipeño) y “Aventuras de Don Porfirio Cordero” de Juan Devéscovi.
El mismo Julio César Málaga publica la serie deportiva “Claudita” junto a su paisano y acuarelista Víctor Mendívil.
Entre los años 1930-31 destaca la serie “Camotillo alias Cámara Lenta”, historieta muy inteligente que presenta a un locuacísimo reportero gráfico en anécdotas cotidianas y con un lenguaje chispeante. Para el año siguiente aparecen las primeras historietas de aventuras con los trabajos de Flor de Lis. “Las aventuras de Tom y Bubi”, y de Max Marrufo en “El infantil peruano”. Al principio las viñetas quedan sepultadas bajo kilómetros de textos que describen los dibujos. También en los años treinta aparecen las primeras revistas de historietas: Cholito, del gordo Aprile y El Chasqui.
En el año 1,936, la censura origina una monotonía en la prensa y las historietas prácticamente desaparecen. Solo encontramos a Raúl Vizcarra en la revista Run-Run y la serie de Víctor Mendívil “La Familia Calatayú”, en la que se satirizaba la falsa prosperidad y las costumbres de la época, en un estilo de dibujo lineal y geométrico.
Para 1,941 se produce la verdadera época de oro de la historieta peruana de aventuras, con la revista “Palomilla”. En ella colaboraban Carlos Romero, con historietas humorísticas con personajes negros, Víctor Echegaray (también escultor) con la historia de los incas, Demetrio Peralta, con un relato sobre el viaje de un niño desde el altiplano de Lima, y Eduardo Calvo, quien realiza en un interesante estilo de líneas curvas una adaptación de Verne ambientada en el Perú.
También en esta publicación Pedro Challe publica “La Familia Pajarete” con los animales de la costa peruana, en un complicado juego de alianzas y traiciones. Julio Fairlie, publica una aventura policial de gran extensión, ambientada en Mollendo. Ricardo Marrufo, sin embargo, es la verdadera estrella de la revista con las series humorísticas de Peyoyo y Chabique o las aventuras como el Hombre Sombra, en un estilo parecido al de Alex Raymond en Flash Gordon.
Lamentablemente Palomilla se inició con un suceso triste. En mayo de 1,940, poco antes de que la revista saliera a la calle, se produjo un terremoto. El dibujante Carlos Romero fallece durante el sismo al caerle una cornisa en plena calle.
En 1,948 aparece la primera tira diaria humorística en el diario La Tribuna: Pachochín de Crose. Inclusive Manuel Scorza escribió un artículo comentando la tira. Ésta inició toda una corriente de la historieta humorística peruana que dura hasta hoy.
A comienzos de la década de 1,950, Última Hora publica tiras diarias que constituyen un éxito en cuanto a su popularidad. Sampietri de Julio Fairlie; Boquellanta y Chabuca de Luis Baltazar; Serrucho de Dávid Málaga. Los tres personajes descritos antes y publicados por Última Hora representaban al criollo, el negrito listo del barrio y el indio de provincia que llegaba a la Capital; junto a ellos estaba el único personaje de aventuras no cómico que usaba poncho y chullo: Juan Santos en “La Cadena de Oro” de Rubén Osorio. La tira es comparable en ritmo de narración y argumentos a las historietas foráneas que publicaba a toda página el diario “La Crónica” en la edición de la mañana y la tarde.
En esos mismos años aparecen las revistas de humor como Tacu-Tacu, Patita, Selecciones de Pachochín, Carreta y Loquibambia, de gran éxito. En el año 1,956 aparece la revista en el Perú “Avanzada”, que en sus mejores momentos llegó a publicar más de veinte mil ejemplares, bajo la batuta de R.P. Ricardo Durand Flores y la co-dirección de Juan Osorio. Destacaron nítidamente: Hernán Bartra, Flores Del Águila y otros dibujantes como Alberto Carrión y Nellie Pereyra Somoza.
En los años 66-67 aparecieron las revistas con el título de “Historias Gráficas”, que eran asesoradas en sus argumentos históricos por el historiador Federico Kauffmann. En la revista colaboraban dibujantes como Gonzalo Mayo, Pablo Marcos y Marcelo Díaz. En el año 1,969 los editores publican otra revista de nombre “Super Sol”, con el apoyo de la Sociedad Nacional de Industrias. Este mismo año se publicó en los diarios “El Mundo es ancho y ajeno”, adaptación de la célebre novela de Ciro Alegría con dibujos de Gonzalo Mayo. En la década de 1,970 Flores Del Águila publica “Selva Misteriosa” en “El Comercio”. Juan Osorio y Hernán Bartra fundaron más tarde los estudios “Osito Monky”, allí destacaron los hermanos Dionisio y Antonio Torres y Julio Carrión.
En el año 1,969 aparece “Jarano” dirigida por Carlos Roose (Crose), en 1,975 aparece “Fantazine” y “Patita”, editadas por Pedro Villanueva. En las revistas colaboraron Rolando Eyzaguirre, César Oré, Carlos Crisóstomo y Juan Velásquez, quienes formaron el taller Estudio Cuatro y editaron la revista “Chingolo”, basada en un popular personaje radial de la época.
En 1,976 aparece “Recreo” dirigida por Ricardo Temoche. La revista sólo se publicó una vez. En 1,977 sale la revista “Andarín” en la que colaboran los hermanos Martiarena. También el mismo año sale la revista “Moncheri” con trabajos de Lenin Reyes, Luis Cipriano y Dionisio Torres. Otra publicación con un solo ejemplar fue “Los Inmortales”. También por esos años (1978-1979) sale la revista “Collera” con trabajos de Carlos Carlín y Juan Acevedo, también colaboradores de “Monos y Monadas”.
Finalmente para acabar este breve resumen de la historieta peruana hasta la década de los 70 del siglo XX podemos mencionar que en la década de los 80 se siguió produciendo historietas y aparecen las publicaciones “Vereda”, auspiciada por el Municipio de Lima; “Túpac Amaru” y “Paco Yunque” de Juan Acevedo; “Etiqueta Negra” de Sergio Carrasco; “Boom” de Julio Polar; “El Chiste” de Carlos Crisóstomo y Aldo Fuentes; la popular “Viñeta” de Antonio Torres y “La Pícara Monaliza” de Julio Carrión.
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Felicitaciones Carlos por tan buen artículo. Hay mucho que aprender de usted maestro!
ResponderEliminarSaludo a todos los que de una u otra manera participaron en el desarrollo de la jornada sabatina, que fue sin duda maratónica. Hidalgo es reconocer la gestión de los entusiastas emprendedores llevada a cabo por meses. El mérito de una obra se mide por los resultados, que están a la vista.
ResponderEliminarAtentamente,
Aldo Nilton Fuentes Arana.